Te canto una canción,
tiene tu nombre en el ritmo
y la tarareo bajo las gotas de lluvia
que brotan de mis ojos,
te comento un día, el mejor,
tú sentado a la orilla de
un viejo colchon,
con los versos de tus manos
que se escriben en mi piel,

te silbo el tiempo aquel
que me he perdido para no volverte a ver,
porque es el tiempo que yo acojo

lo que hace de mi impreciso sentimiento
toda una razón,
la razón del labio de llamarte,
la del paso de seguir entre en tiempo
aún esperando verte regresar.





Tiempo, alguna vez lo dijiste, siempre lo repites....

Yo nunca llegue a tiempo a tu vida.

Y lo lamento.